El postre del Celler de Can Roca, en Girona. España
Había leido sobre sus postres con olores a perfumes comestibles, y pensé…. que gusto tendrán??
Y hoy al leerlo en la nota de la revista Metropoli del periodico el mundo, supuse que quizás a mis lectores les interesara conocer, como sería, comer CAROLINA de postre, recordando al perfume Carolina Herrera.
Aqui te escribo la nota:
Que la escribío, Sandra Fernandez, para El Mundo
¿Conoce esta expresión? «¡Qué bien huele! Pues mejor sabrá».
¿Y esta otra? «Esto huele que alimenta…».
Jordi Roca ha realizado una adaptación casi literal de estas frases al haber conseguido transformar el perfume en un plato comestible, concretamente, en un postre. Los guisa desde hace cuatro años en El Celler de Can Roca, el restaurante que abrieron hace dos décadas justas (andan estos días de celebración) sus hermanos Joan, encargado de la cocina, y Josep, de la sala y los vinos. «Todo empezó un día que nos llegó una caja de bergamotas de Calabria, que es un cítrico poco conocido en gastronomía pero de larga tradición en perfumería. Mientras decidíamos qué hacer con aquello, nos dimos cuenta de que su olor nos resultaba muy familiar; y caímos en que nos recordaba a un perfume, a Eternity de Calvin Klein. Nos pareció muy curiosa la asociación y oliendo el perfume detectamos, además, mandarina, albahaca, flor de azahar, vainilla… En los componentes de un perfume hay frutas, especies o flores, en definitiva, elementos que usamos cada día en la cocina. Y en un perfume hay una serie de asociaciones aromáticas interesantes; pensé que detectando y traduciendo esos acordes se podía tener, al menos, una buena afinidad entre productos y un postre diferente».
El primer perfume que Jordi cocinó fue Eternity.
El buen resultado que obtuvo le animó a continuar trabajando hasta conseguir ?
8 adaptaciones: Trésor y Miracle de Lancôme, Gucci Envy, Angel de Thierry Mugler, L’eau d’Issey, Eau D’orange Verte y Un jardin en Mediterraneé de Hermès, Carolina de Carolina Herrera, Coco Mademoiselle de Chanel, Lolita Lempicka, Polo Sport de Ralph Lauren, DKNY Be delicious…
Desde que trabaja con ellos se ha convertido en un fanático de los perfumes porque ve en su creación un paralelismo con la cocina. Con respecto al sabor que da a las fragancias, el pequeño de los Roca apunta: «Las adaptaciones de perfumes saben a lo que nosotros interpretamos que huele el perfume, que no siempre coincide con su composición real. Básicamente saben a un postre, por encima de todo buscamos que sea bueno y que detectemos en él las mismas notas aromáticas que percibimos cuando vamos a oler el perfume que lo inspira. Por ejemplo, Trésor de Lancôme, que huele a freesias, es una crema tibia de melocotón, unos nísperos frescos en almíbar de vainilla, un sorbete de albaricoque, una confitura de rosas, una gelatina de miel y unos pétalos de rosa caramelizados». Apetitoso ¿no?
Saber más. El Celler de Can Roca. Girona. Tel.: 972 22 21 57.
JORDI ROCA Para ‘El creador de los perfumes comestibles’, gusto, olfato y memoria van de la mano.
«Al público le divierten: hay quien pide el perfume que usa o quien recuerda a alguien cuando se come el postre… El olfato antecede al gusto y es capaz de transportar nuestra memoria».
Ingredientes:
crema de fruta de la pasión,
gelatina y caramelo neutro.
Sal de frutas para el toque efervescente.
Se acompaña de un “moullette” impregnado con la fragancia.
Elaboración: “No todos los perfumes son buenas adaptaciones de postres, para serlo deben tener como nota importante la fruta, alguna especie, caramelo… Por eso, los perfumes más subidos en notas florales son más difíciles de convertirse en un buen postre y también por eso, las fragancias femeninas, que suelen ser más afrutadas que las masculinas, nos dan más juego”, explica Jordi, que describe así su versión comestible de Carolina, de Carolina Herrera: “La fragancia tiene notas ácidas, frescas y efervescentes y el plato es una crema sedosa con un dulce sabor a frutas del bosque. Lo hemos desarrollado con el perfumista que lo creó, Rosendo Mateu, de Puig”.